viernes, 21 de junio de 2013

EL SOLDADO ARGENTINO Por Leopoldo Díaz

Porque “Dios y la Patria” lo han querido,
va sonriente al horror de la batalla,
y su cuerpo destroza la metralla,
y su nombre se pierde en el olvido.

Solo, hambriento, desnudo y perseguido,
agita su pendón en la muralla,
y si enemiga muerte le avasalla,
muerto lo encuentra, pero no vencido.

¡Coronad de laureles al soldado
que sólo al fin de la jornada espera,
de sus cien cicatrices adornado,

con la frente rugosa y altanera,
para cubrir con su pecho ensangrentado,
unos jirones de la azul bandera!

1 comentario:

  1. Hermoso soneto. He leído muchísimo del autor, pero sonetos sobre mitología griega. Me ha sorprendido gratamente encontrar éste. Gran poeta de Chivilcoy, al igual que su primo Carlos Ortiz.

    ResponderEliminar