viernes, 21 de junio de 2013

NUESTRA LENGUA A TRAVÉS DEL TIEMPO - Por Susana Taddeo

          Parábola de Cervantes y de Quijote

            Harto de su tierra de España, un viejo soldado del rey buscó solaz en las vastas geografías de Ariosto, en aquel valle de la luna donde está el tiempo que malgastan los sueños y en el ídolo de oro de Mahoma que robó Montalbán.
            En mansa burla de sí mismo, ideó un hombre crédulo que, perturbado por la lectura de maravillas, dio en buscar proezas y encantamientos en lugares prosaicos que se llamaban El Toboso o Montiel.
            Vencido por la realidad, por España, Don Quijote murió en su aldea natal hacia 1614. Poco tiempo lo sobrevivió Miguel de Cervantes.
            Para los dos, para el soñador y el soñado, toda esa trama fue la oposición de dos mundos: el mundo irreal de los mundos de caballerías, el mundo cotidiano y común del siglo XVII.
            No sospecharon que los años acabarían por limar la discordia, no sospecharon que La Mancha y Montiel y la magra figura del caballero serían,  para el porvenir, no menos poéticas que las etapas de Simbad o que las vasta geografías de Ariosto.
            Porque en el principio de la literatura está el mito, y asimismo en el fin.
                                                                                    Jorge Luis Borges

            Es este un texto literario contemporáneo.
            Se esconden detrás de él siglos de evolución literaria.
Procesos de constante crecimiento lo hicieron posible.
Seguramente su creador, preocupado por moldear el lenguaje según sentimientos e ideas personales, creó y recreó nuevas formas de expresión.
Cada uno de nosotros, afanosos por adecuarnos a los tiempos que corren, por no perderse en los globalizados intentos de comunicación, participamos de ese camino de transformaciones.
Tanto el escritor como todo hablante nutrimos la lengua con aportes que provienen de ámbitos diferentes, hacemos historia, permitimos cambios constantes.
Próximos a conmemorar el día del idioma – 23 de abril – preguntémonos:
¨       ¿Cuál ha sido el andar de nuestra lengua a través de los tiempos?
¨       ¿Qué vicisitudes ha seguido desde sus orígenes?

Período prerromano

            Para conocer la historia de la lengua castellana, tenemos que remontarnos al S. III antes de Cristo.
            Diferentes pueblos – unos de procedencia indoeuropea y otros, africana u oriental – ocupaban la península antes de la invasión romana.
            ¿En qué medida esos grupos étnicos tienen que ver con la historia del castellano? Ninguno de ellos logró que su lengua se impusiera como un sistema completo, pero una supervivencia interesante se dio en los nombres que les dieron a los lugares que habitaron. Eso ocurrió con los topónimos (del griego topos, “lugar” y onoma, “nombre”) palabras que son capaces de contar las andanzas de un pueblo. Por ejemplo Málaga (de Málaka, “factoría”, probablemente), nombre de origen fenicio, nos permite saber con certeza que ese pueblo, en un tiempo, ocupó zonas costeras del sur de España.
            Otras pruebas dejaron los cartagineses (Cartagena, Ibiza); los griegos ( Rosas); los ligures (Barcelona, Toledo); los celtas (Segovia, La Coruña); los vascos (Javier, Garay).

Período de romanización

            Con el desembarco de los romanos en el año 218 antes de Cristo, la península Ibérica pasó a integrar la Romania, conjunto de pueblos unificados políticamente por el poder de Roma y ligados por su civilización.
            Con los conquistadores llegó un nuevo código- lengua portador de una cultura superior: la grecolatina.
            El imperio romano impuso la unidad lingüística: el latín.
            La asimilación de la cultura y de la lengua de Roma por parte de los pueblos conquistados se llamó “romanización”.

El latín: dos variantes

            La lengua latina, rica y común a todo el imperio, desalojó  a casi todas las demás, que se refugiaron primero en el nivel coloquial, luego en el ámbito familiar y por fin desaparecieron.
            Pero, como en toda lengua de gran desarrollo, había variedad de niveles en el latín.
            ¿Cuál de ellos fue decisivo para la formación del futuro español y de los otros idiomas modernos que derivan de aquél?
            El fondo primitivo del idioma español fue el latín vulgar, que vivió siempre al lado del clásico.
            El latín vulgar, lengua coloquial, era empleado para conversar. El clásico –o culto -, usado por letrados y eclesiásticos, alcanzó su mayor refinamiento en los grandes escritores: Horacio, Ovidio, César, Cicerón.
            Recordemos:

            Tempora labuntur, tacistique senescimus annis; et fugiunt, freno non remorante, dies.
                                                                                                       Ovidio.

(Los tiempos se deslizan y envejecemos con los callados años; los días se nos escapan sin freno que los detenga)
            El latín significó para el castellano el 70 % de su caudal.

Las lenguas romances

            En el siglo V d. de Cristo se produjo la caída y desmembración del imperio romano. Pueblos germánicos que no provenían del mismo lugar ni hablaban la misma lengua, penetraron en España. No impusieron su lengua, ya que su cultura era inferior a la grecolatina; pero nos legaron buena parte de la onomástica (relativo a los nombres, especialmente los propios) visigoda. Por lo general son formas compuestas que  relacionan nombres y cualidades o aluden a ellas.
            Por ejemplo:
¨       Fernando deriva de Fridenandus, que se compone de frithu (paz, alianza) y nanth (atrevido).
¨       Rodrigo , de hroths (fama) y riks (poderoso).
A la llegada de los bárbaros, el latín vulgar – aunque en constante transformación – era la única lengua del imperio; pero el quebrantamiento de la unidad política tuvo consecuencias lingüísticas. La destrucción de las vías de comunicación aisló a pueblos y regiones. Cada uno de ellos fue desarrollando peculiaridades en el habla que terminaron con la uniformidad. Surgieron así las lenguas romances o neolatinas: castellano, catalán, gallego, portugués, sardo, italiano, rumano, francés y provenzal.

Invasión árabe

En el año 711 d. de Cristo comenzó la ocupación árabe a la península ibérica. Los invasores provenían del norte de Africa y profesaban la religión musulmana.
            Durante ocho siglos de dominación, España conoció una civilización brillante. Fueron ellos los grandes intermediarios entre oriente y occidente.
            Influyeron de tal manera sobre el pueblo conquistado que, si bien no impusieron su lengua, el elemento árabe es, después del latino, el más importante en el léxico español. La influencia es apreciable en semántica: pertenecen al castellano más de cuatro mil palabras árabes. Se refieren a la guerra, a las instituciones jurídicas y sociales, al comercio, a los oficios, a la construcción, la joyería, la farmacia, la astronomía, las matemáticas, la agricultura.
            Suelen ser de origen árabe las palabras que comienzan con al, que era el artículo: albañil, alguacil, aljibe, alhucema, álgebra, alhelí...
            La toponimia peninsular de origen árabe es también abundante. Recordemos los nombres geográficos  que se inician con guad ( en árabe, río).
            Por ejemplo:
            Guadalajara (río de las piedras )          Guadalquivir (río grande)
            Guadalcanal (río del canal)                    Guadalupe (río del lobo)
            La convivencia de hispano-godos, moros y judíos en la España musulmana dio lugar al nacimiento de un género de canción lírica, la muwassaha, que, con el texto principal en árabe o en hebreo, insertaba palabras y hasta versos enteros en romance, sobre todo al final de la composición (jardza).
           
            La reconquista en marcha - Aparición del castellano

La reconquista se inició al norte de la península. La primera batalla fue la de Covadonga en el año 718 d. de Cristo; pero los árabes fueron vencidos y expulsados definitivamente en 1492, luego de la caída de Granada.
Durante la reconquista, el reino de Castilla fue adquiriendo gran poderío militar y político, hasta que alcanzó la hegemonía cultural y  política de la península. Su dialecto se impuso a los vecinos: se lo llamó castellano. Tomó su nombre del latín castella, plural de castellum, que en período visigótico significó “pequeño campamento militar” y luego “tierra de castillos”.
El castellano se erigió poco a poco en lengua de la poesía y cantó los grandes temas épicos nacionales. Entre ellos, el Poema de Mio Cid, primer texto literario del castellano, escrito en el siglo XII.  Cuenta las hazañas de Rodrigo Díaz de Vivar, valiente guerrero que luchó contra los árabes en la reconquista.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             
El siguiente es un fragmento en su versión original:

“...           El Cid entra en Burgos
Mio Cid Roy Día – por Burgos entróve,
en sue compaña – sessaenta pendones;
exien lo veer – mugieres e varones,
burgeses e burgesas, - por las finiestras sone,
plorando de los ojos, -tanto avien el dolore.
De las sus bocas –todos dizían una razóne:
“¿Dios qué buen vasasallo,- si oviesse buen señore...”

La traslación  modernizada que hizo el poeta español Pedro Salinas (S.XX) es esta:

“...Ya por la ciudad de Burgos el Cid Ruy Díaz entró.
Sesenta pendones lleva detrás el Campeador.
Todos salían a verle, niño, mujer y varón,
a las ventanas de Burgos mucha gente se asomó.
¡Cuántos ojos que lloraban de grande que era el dolor!
Y de los labios de todos sale la misma razón:
“¡Qué buen vasallo sería si tuviese buen señor!”

Desarrollo de la lengua castellana

En el siglo XII, Fernando III el Santo oficializó el castellano para el uso de las cancillerías, que sustituyó al latín. Su hijo Alfonso X el Sabio dio gran impulso a la prosa castellana.
Los escritores del siglo XIV fueron afirmando con sus obras el notable empeño de Alfonso X. Un sobrino de este rey, Don Juan Manuel (1282-1348) inauguró la narrativa ficcional en castellano con el libro El Conde Lucanor. Se inserta en la tradición didáctico-moralizante de las colecciones de exempla y de sententiae que, traducidas o imitadas del árabe, tuvieron gran difusión en el siglo XIII.
Los ejemplos y proverbios de El Conde Lucanor se engarzan dentro de un diálogo didáctico, concebido como dice su autor:
“... en manera de un gran señor que fablaba con un su consejero. Et dicían al señor Conde Lucanor, et al consejero, Patronio...”
Cada uno de los capítulos o ejemplos que conforman el primer  libro de El Conde Lucanor, 51 en total, termina con un proverbio versificado que recoge la sentencia o moraleja que se desprende del relato.
Por ejemplo:

“...Qui te alaba con lo que non es en ti,
sabe que quiere levar lo que has, de ti...”
(El que te alaba por lo que no tienes
quiere llevarse, seguramente, lo que tienes)

“...Quien te conseja encobrir de tos amigos,
sabe que más te quiere engañar que dos figos...”
(Quien te aconseja esconderte de tus amigos
te quiere engañar sin testigos)

En el llamado Siglo de Oro (S. XVI y XVII) la literatura española tuvo un desarrollo notable. Autores como Fray Luis de león, Luis de Góngora, Miguel de Cervantes Saavedra, Francisco de Quevedo, Lope de Vega y Calderón de la Barca contribuyeron a consolidar la                                                                                                                                                    lengua en un conjunto de textos  prestigiosos.
Miguel de Cervantes Saavedra (1547- 23 de abril de 1616) es el autor de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, obra considerada como la primera novela moderna de la literatura universal.
En 1604 estaba terminada la primera parte, que se publicó a comienzos de 1605. En 1615 apareció la segunda parte: El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha.
Recordemos un pasaje de la obra: aquella ocasión en que Cervantes parodia uno de los frecuentes tópicos de los libros de caballería: la búsqueda de armas u objetos maravillosos por parte del caballero:

“...De allí a poco, descubrió don Quijote un hombre a caballo, que traía en la cabeza una cosa que relumbraba como si fuera de oro, y aún él apenas le hubo visto, cuando se volvió a Sancho y dijo:
- Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todos, especialmente aquel que dice: “Donde una puerta se cierra, otra se abre”, dígolo, porque si anoche nos cerró la ventura la puerta de la que buscábamos, engañándonos con los batanes, ahora nos abre de par en par otra, para otra mejor y más cierta aventura, que si yo no acertare a entrar por ella, mía será la culpa, sin que la pueda dar a la poca noticia de batanes, ni a la escuridad de la noche. Digo esto, porque, si no me engaño, hacia nosotros viene uno que trae en su cabeza puesto el yelmo de Mambrino, sobre que yo hice el juramento que sabes.
Mire vuestra merced bien lo que dice, y mejor lo que hace – dijo Sancho-, que no querría que fuesen otros batanes que nos acabasen de abataner y aporrear el sentido.
-¡Válate el diablo por hombre! – replicó don Quijote- ¿Qué va de yelmo a batanes?
No sé nada – respondió Sancho -; mas, a fe que si yo pudiera hablar tanto como solía, que quizá diera tales razones, que vuestra merced viera que se engañaba en lo que dice.
¿Cómo me puedo engañar en lo que digo, traidor escrupuloso? – dijo donQuijote -. Dime, ¿no ves aquel caballero que hacia nosotros viene, sobre un caballo rucio rodado, que trae puesto en la cabeza un yelmo de oro?..."
-           
Don Quijote es un libro sin tiempo y sin fronteras. Las ilusiones, los sueños, fracasos y desengaños de sus personajes son los de todos los hombres, en todos los tiempos y en todo lugar. Cada uno de nosotros puede hallarse, en algún pasaje de la vida, en el espejo de don Quijote.
La novela de Cervantes trascendió geografías  y épocas. Su temática es retomada por destacados escritores. ¿Cómo no releer la poesía Vencidos de León Felipe?

“Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de don Quijote pasar.
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero sin peto y sin espaldar,
va cargado de amargura,
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar.
Va cargado de amargura,
que allá “quedó su ventura”
en la playa de barcino, frente al mar.

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de don Quijote pasar.
Va cargado de amargura,
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.

¿Cuántas veces, don Quijote, por esa misma llanura
en horas de desaliento así te miro pasar?
¡Y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar!
Hazme un sitio en tu montura,
caballero derrotado,
hazme un sitio en tu montura,
que yo también voy cargado
de amargura
y no puedo batallar!

Ponme a la grupa contigo,
caballero del honor
ponme a la grupa contigo
y llévame a ser contigo
pastor.
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de don Quijote pasar...


Revisemos cuáles son los hitos fundamentales en la historia de nuestra lengua:
¨      Período prerromano (antes del S. III A.C.) Las lenguas de los pueblos que habitaban la península son absorbidas por el latín. Perdura el vascuence.
¨      Romanización (S. III A.C. a S. V ) Se impone el latín vulgar. El clásico influye.
¨      Caída del imperio romano. Los germanos. (S. V a VIII) El imperio pierde unidad lingüística. La influencia del germánico es poco significativa. Se originan las lenguas romances o neolatinas.
¨      Invasión de los árabes. (S. VIII) El elemento árabe sigue en importancia al latino en el castellano.
¨      Lucha por la reconquista (S.VIII d. de C. a fines del S.XV) Avanza Castilla y el castellano se expande por la península.

                        
                                  EL CASTELLANO EN AMERICA

            Con la conquista y la colonización de América el castellano llega al nuevo mundo.
                                 ¿Qué sucede entonces?
            El español, portador de una cultura superior, se impone a una gran variedad de lenguas indígenas, que a su vez, enriquecen con su aporte a la lengua de los colonizadores.
                                 ¿Cuáles han dejado huellas?
            Han dejado huellas en el habla hispanoamericana: el arahuaco, de las Antillas, hoy desaparecido; el caribe, del sur de las Antillas, Venezuela y Guayanas; el náhuatl, principal lengua del imperio mejicano; el quechua, del Perú, extendido por los incas a lo largo de los Andes; el araucano o mapuche, refugiado en el sur de Chile y el guaraní, hablado en las cuencas del Paraná y Paraguay y en el Brasil.
            La contribución más importante y segura de las lenguas indígenas está en el léxico.
            Los españoles, ante aspectos por ellos desconocidos, toman palabras de los nativos.
            Ejemplos:
Lenguas indígenas
Léxico

arahuaco:
canoa  - cacique – maíz -batata- tabaco.


caribe

caimán – loro.

 náhuatl
cacao- chocolate-
petaca – tiza.

 quechua
 alpaca – cóndor- mate-
pampa.

 Araucana (quizás)
gaucho- poncho.

Guaraní

tapioca- ñandú-
tapir.


                               Y la historia no se detiene...
            La lengua continúa su evolución y va adquiriendo diferencias de léxico, prosodia, sintaxis según cuál sea la región en la que se la hable. Cada lugar le impone características propias surgidas de su particularidades de clima, paisaje, costumbres, modos de sentir y de pensar.
  
  













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