sábado, 21 de noviembre de 2015

Escuela Secundaria Nº 3 “Carmelo Sánchez” - Concurso literario “Contate un Cuento VIII” - Declarado de Interés Educativo por el Ministerio de Educación de la Nación Res. 1275/ set. Ganadora de la Categoría A: Cecilia Jane Bratten, alumna de 2º año Colegio San José de Balcarce

Explotación del hombre por el hombre


¿Qué se te viene a la mente cuando digo “explotación del hombre por el hombre”? ¿Piensas en personas explotando la naturaleza y no puedes imaginarte cómo sería con el caso de un humano? Si es así déjame enseñarte mi vida...
Cuando nací era libre, no lo sabía, pero lo era. Jugaba con mis vecinos todo el día sin preocupaciones. No había suficiente comida ni agua para satisfacer a todos, pero nos alcanzaba para vivir. De vez en cuando todos se ponían nerviosos y yo no entendía por qué, ¡para mí esos días eran geniales! Mi mamá me decía que debíamos jugar a la escondida y que los hombres vestidos de amarillo y rojo no me tenían que encontrar.
Mi vida era genial hasta que, dos meses antes de mi cumpleaños, mi hermano de 21 años desapareció cuando los hombres vinieron. Mi primer pensamiento  fue: ¡lo encontraron! Pero al cabo de unos días me empecé a preocupar.
-¿Cuándo vuelve Pasua?- Le pregunté a mi madre mientras limpiaba ropa en el rio.
  Ella dejó caer la ropa, bajó la cabeza y respondió calmadamente
 -No lo hará
-¿Cómo que no lo hará?- no podía entender.
-Se fue de viaje y no volverá
Siempre le creía a mi madre, pero por alguna razón esta vez sabía que había algo que no me contaba. De todas formas supe que no diría más que eso, así que
-No dijo adiós - agregué
-Lo sé, lo sé- Me abrazó, pero cambió de tema como si la conversación nunca hubiese pasado -Ve a jugar con tus amigos, Menelik
Traté de sacar información de mis amigos, pero lo único que sabían ellos era que los hombres venían de más allá que el mar. Supe que iba a tener que esperar hasta mi cumpleaños para conseguir más información.
Cuando llegó el gran día mi mamá me preguntó qué deseaba y yo, con toda la seguridad del mundo, le dije que quería la verdad. Pensé que iba a tener que explicar que me refería a los hombres y a Pasua pero no, ella supo al segundo a que  me refería.
- Ok...- dijo en un suspiro -Los hombres son conocidos como españoles y nosotros somos africanos, según ellos. Nos llevan a un lugar que está más allá que el mar y nunca nos traen de vuelta-
-Pero qué hay allá y por qué es tan malo-
-No lo sabemos, pero sí sabemos que es malo porque a nuestros familiares y amigos  se los llevaron los han encerrado en jaulas y los han golpeado
Asentí con mi  cabeza y después fui a mi habitación y comencé a llorar por lo que le pasó a mi hermano y a todas las otras personas que tuvieron que pasar por eso.
Después de ese día ya no fue lo mismo esconderse de los hombres. Después de ese día el miedo comenzó a alimentarse de mí y de mi dignidad. Los españoles llegarían y yo me escondería rogando para que no me encontraran. Hasta que llegó un día, en donde todo cambió...
Yo ya tenía 18 años, me estaba escondiendo con mi madre Ella hizo un ruido y la escucharon, se empezaron a acercar hacia nosotros y de repente desapareció el miedo. Quiero decir que ese terror que me consumía se esfumó. Fue como si mi mente se cerrase por completo y mi cuerpo se manejase solo. La empujé atrás de otros arbustos y el hombre que se acercó me vio, me agarró del brazo y gritó algo a los otros hombres. Mi madre se asomó a través  de los arbustos como para salir, yo le hice que no con la cabeza y obedeció.
Me llevaron hacia una enorme casa  flotante, después aprendí que se llamaba barco. Una vez adentro me encerraron en una jaula. Había alrededor de 100 hombres, o capaz que mi mente exageró por el miedo, que para entonces ya volvía a sentir, la verdad es que no estaba seguro. Reconocía a muchas de las personas que me cruzaba, pero cuando me pusieron en mi jaula tenía total desconocidos a ambos lados y enfrente, donde estaban las mujeres.
Los chicos que tenía a mi costado eran de mi edad, probablemente nos acomodaban por edad como alguien acomoda juguetes por tamaño, y la chica de adelante tenía 16, lo sabía porque escuché que lo dijo no porque me animase a hablarle. Mis vecinos eran Bem y Rasul, me hice amigo de ellos en el viaje. Nos alimentaban muy poco, tenía menos comida que en mi casa. La chica de adelante conocía a una de sus vecinas y escuché una de sus conversaciones:
-Tengo miedo- dijo su vecina.
-No te preocupes, Leiza, mientras yo esté aquí nadie te lastimará- tenía la voz más suave y hermosa que jamás había escuchado.
-¿Cómo haces para ser tan convincente, Maiba?- le preguntó.
-Me esfuerzo- y empujó su pelo hacía atrás haciendo que se me inunden las pupilas, era tan hermosa.
No estoy seguro cuando o como descubrí que Rasul iba marcando cuantos días pasaban, pero a partir de ese momento saberlo  se convirtió en una adicción. Cuando pasaron 12 días decidí que iba a hablar con Maiba, ya había pasado mucho tiempo y más de una vez nuestra miradas se cruzaban. Decidí que lo iba a hacer a los 15 días, para planear lo que iba a decir.
Y el gran día llegó. Ya lo había pensado más o menos, pero ahora mi mente estaba en blanco. Su amiga estaba dormida, me acerqué a ella y le dije:
-Hola- ella me hizo una pequeña sonrisa que duró un segundo y no dijo nada, entonces decidí seguir hablando -Soy Menelik. ¿Vos?-
-Maiba- respondió -¿A dónde crees que nos llevan?-
-No lo sé. Para mí siempre fue conocido como: “Más allá que el mar”.
-Sí, para mí también.
Y a partir de esa conversación  estuvimos más unidos con Maiba que nunca. No sabíamos si considerarnos pareja, pero no nos preocupaba el título. Una vez transcurrido los 32 días nos sacaron a todos y nos hicieron caminar lentamente hacia afuera, yo iba de la mano de Maiba. Nos llevaron a un lugar y nos colocaron en otras jaulas, estábamos en tierra. Más allá que el mar, encontramos tierra.
-Tengo miedo- dijo Leiza -Más que antes.
-Lo sé, lo sé- le dije -Estaremos bien- Maiba me sonrío, me abrazó y me tomó el brazo, nunca estuvimos tan cerca. Decidí aprovechar el momento y la besé. Cuando estaba por besarla por segunda vez la agarraron, le ataron las manos y se la dieron a un hombre. Yo empecé a gritar y a sacudir la jaula como loco, no podían llevársela, no podían hacerlo. De todas las cosas que me hicieron hacer nunca los perdonaré por habérsela llevado.Después de eso se llevaron a Rasul y seguidamente a Leiza.
-¿Bem?-
-¿Si?-
-¿A dónde crees que nos llevan?-
-No lo sé... No lo sé...-
Y finalmente me trasladaron a mi. Me llevó un hombre vestido de algo a lo que se le llama “gala”. Me hicieron trabajar. Me hicieron hacer mi trabajo sucio. Y ahora, después de un año de trabajo parece que envejecí cinco.
A mí me explotan los hombres. Yo soy un ejemplo de la explotación del hombre por el hombre. Mi existencia sirve únicamente para servirlos. Soy su utensilio. Su herramienta para hacer lo difícil. Mi vida entera se trata sobre lo que ellos necesitan, lo que ellos quieren. Y ya me rendí. Para qué seguir luchando si no hay nada por qué luchar. ¿Maiba? Maiba murió. Lo recuerdo como si fuera ayer...
-¿Maiba? ¡Maiba!
 No respondió. Al principio no la reconocí, estaba cansada y gastada. Me acerqué a ella
 -Te estuve buscando
 Me miró, sonrió y me abrazó. Estaba por seguir hablando pero la agarraron y se la llevaron lejos otra vez. Me la volvieron a quitar, pero no iba a dejar que terminara así. Corrí detrás de ellos y la agarré del brazo, ellos me la sacaron por tercera vez y me apuntaron con un arma, yo seguí peleando y me dispararon. O trataron de dispararme, si no se hubiera tirado Maiba delante de mí. Me salvó. Estaba por morir por ella, pero ella murió por mí. Y entonces me rendí. Decidí que la vida no era vida sin ella. ¿Entiendes?
- No.
- ¿No?
- No. Ella no hubiera querido que te rindieras. Hizo lo que hizo para que vos siguieras, para que no te rindas. Dio su vida para que vos puedas seguir la tuya. No debes vivir en el pasado. No pienses en ella como una tortura, piensa en ella como una razón para seguir.

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