sábado, 21 de marzo de 2015

Anécdotas talmúdicas y de Rabinos famosos (Selección) - Por Rabino Dr. Simón Moguilevsky

EL PRINCIPAL ENFOQUE

Cuando falleció Rabí Moshé de Kobrin, se les preguntó a sus discípulos:
“¿Cuál era el enfoque principal de su maestro?” Ellos respondieron:“Cualquier hecho de bondad en el que estaba ocupado, era su enfoque principal, con todo su ser”.


VISITA A LOS ANCIANOS

Rabí Israel de Gur acostumbraba a visitar asiduamente a los ancianos; inclusive a aquellos que no eran muy ilustrados u observantes. Cuando le preguntaron el motivo dijo:
-Casi han perdido el cuerpo y sus deseos físicos hace mucho que desaparecieron. Lo único que les queda es el alma.


DUDAS AL REZAR

Rabí Mij el de Zlotchov relataba que cuando estaba por empezar a
orar, lo embargaba un terrible sentido de vergüenza; ¿cómo podría acercarse al Eterno, cuando su vida estaba llena de pecados? Unos segundos después, pensaba que era el instinto malo que le estaba hablando para disuadirlo de rezar ¿Cómo se daba cuenta de que era él? Porque nunca le pasaba lo mismo cuando estaba por comer.


TRES AMIGOS

     Un hombre tenía tres amigos. Uno lo quería mucho y pasaba mucho tiempo con él; con el segundo no intimaba mucho, pero mantenían una relación cercana y el tercero era solamente un conocido.
     Un día fue llamado para presentarse ante el rey para ser juzgado por hechos abominables. Aterrado, le pidió a su mejor amigo que lo acompañara y para su sorpresa, éste se negó.
     Temiendo presentarse solo ante el rey, le pidió a su segundo amigo que lo acompañara. Éste le dijo que lo acompañaría hasta el palacio, pero sin entrar. Entonces se dirigió a su conocido y para su sorpresa, el mismo le dijo:
     -Entiendo tu aprieto y estoy listo para acompañarte y ayudarte. No te preocupes, vayamos juntos y cuando lleguemos allí, voy a defender tu caso.
     Los tres amigos son iguales a los tres amigos que tiene el hombre en la vida: su dinero, su familia y sus buenas acciones. El dinero constituye muchas veces una prioridad en su vida y parece ser su constante preocupación, es su mejor amigo. Y cuando va a tener que presentarse al Juicio Final, las riquezas no lo van a ayudar. Su familia, infortunadamente, es colocada muchas veces en segundo lugar en sus inquietudes. Sin embargo, lo aman y quisieran ayudarlo de cualquier manera. Pero lo pueden acompañar únicamente hasta el cementerio. Solo el tercer amigo o sea su caridad y buenas acciones, con las cuales mantiene una relación distante lo acompañarán al Gran Juicio y van a testificar en su beneficio.


COMODIDAD

     Un famoso y rico abogado realizó una visita a su compañero de infancia, Rabí Eljanan Waserman y quedó consternado por la pobreza en que vivía, diciéndole:
     -Eljanan, tu eres más inteligente que yo; si te hubieras recibido de abogado, serías hoy un hombre muy rico.
     Rabí Eljanan no reaccionó ante ese comentario. Pasaron varias horas juntos y luego el Rabino lo acompañó a la estación para tomar el tren. Allí esperaban dos trenes, uno moderno y confortable que iba para el este y otro antiguo y casi destartalado. El abogado se acercó para tomar el antiguo y el Rabino le preguntó:
     -¿Por qué viajas en ese tren tan incómodo? toma mejor el más nuevo.
     El amigo lo miró con curiosidad y le dijo:
     -Pero yo voy en otra dirección.
     Rabí Eljanan ignoró la respuesta.
     -Sin embargo -dijo- ¿no es más confortable viajar en un tren moderno y con asientos afelpados?
El abogado, ya nervioso le espetó:
     -Eljanan, lo que dices no tiene sentido! ¿De qué me sirve un tren cómodo si no me lleva adonde tengo que ir?
     Rabí Eljanan le respondió tranquilamente:
     -Escúchate a ti mismo. Tienes razón. Cuando quieres llegar a algún destino, el nivel de comodidad no interesa. Lo principal es llegar donde tienes que estar ¿Recuerdas que hoy me preguntaste por qué no me recibí de abogado? Por supuesto que esa carrera sería más
lucrativa, pero no es mi meta en la vida ¿Para que me sirve la comodidad, si no llego donde tengo que estar?

Darás vuelta la página Por Ezequiel Feito

Cuando el viento agite la invisible hoja
donde has escrito y tachado tanto
errores y aciertos,
alguna palabra solitaria
dirá que ha llegado la hora de volver la página
y enterrar los muertos.

Se plegará dócilmente como sanándote el alma,
y habrá otro blanco río y un nuevo cielo.

Volverás la página y comprenderás la vida
como en un destello:
La hoja que has vuelto nunca será blanca,
nunca será pura.

Y seguirás escribiendo
por los ríos y valles que invisibles trazaste
mientras pasó el tiempo.
La darás vuelta y nacerá gastada,
pues no existe el hombre que escriba
sobre un papel nuevo.

Ruleta de la suerte Por Héctor Fuentes

Los caminos verdaderos
están hechos de serpientes:
si caminas decidido no te tocan,
si dudas te muerden.

En el fondo de las cosas
se agazapa lo imposible,          
vuelo de pájaros amarillos
silencio resplandeciente.

Cada instante
es la ruleta
donde gira
y cae la suerte.
La tropilla de la vida
se abre paso como puede.

Si bebes de esta copa
conocerás la fugacidad
de un beso inmortal.

La poesía está despierta
en los labios
que se muerden.

En la piel de los amantes
juegan siempre
los gorriones.

Poema interminable Por Mayte Sánchez Sempere

Tomo una sola letra y le pido
"no me duelas,
tú no,
aún puedes estirarte".

Le pellizco una esquina con los dientes,
la deformo, le pinto suelo y techo,
le invento una mirada, la punta de unos dedos,
la pego en los cristales
a mi letra,
hasta que se despega y cae al suelo
y entonces grita,
mi letra llama a otras,
me rodean, susurran una historia
que dolerá, como me duele todo.

Termino de contar,
me sacudo las comas,
tomo una letra,
solo una letra sola
le pido "no me duelas"...

En un domingo de enero Por Ezequiel Feito

En un domingo de enero, sobre un viejo tobogán juega un niño
mientras su padre lo vigila atento.
Lo mira dulcemente, la fatiga ha olvidado quizás por un momento.
Ha dejado de morir tan sólo un rato, olvidando su salario y su futuro incierto.
Ríen ambos, un aire quieto parece entregarlos a la sencillez de un tiempo
que mañana venderá sin más remedio.
Y no le importarán los árboles ni el sol, ni que fue domingo, o que fue en enero.
A su rutina volverá. El mundo mágico se habrá cerrado por completo,
mientras que la plaza esperará el regreso
de la mirada atenta del padre al niño en el cuerpo de un tobogán muerto.

Un extraño amor Por Rafael Serrano Ruiz

Hebras de plata cubren sus sienes.
Sueños de efebo llenan su mente.
Pasión de doncel en cuerpo de anciano…
Si tan fuerte es tu amor...
¿por qué esa renuncia?
Sí eso es amar…
¡ama!
Si amar es sufrir…
¡sufre!
Si amar es querer…    
¡ansía!
Si amar es desear…
¡suspira!

La viajera Por Ana María Broglio

En esa maravilla
de que los ojos miren
y se anhelen las bocas.
En la grandeza
de la insignificancia,
en la línea sutil.
En lo no revelado
en la constancia del amigo,
en la palabra
que nunca nos dijimos
habiéndolo deseado.
En la certeza,
en la sin razón del sentimiento.
En el ser
el verdadero ser que se es.
En la herida irreparable
de la ausencia.
En el desencajado malhumor,
en las uvas doradas,
en el leño que arde:
navega la viajera
la siempre eternidad.

En el espacio azul... Por María Itza

En el espacio azul que nos separa, vuela mi pensamiento…
Las fauces aceradas de las noches son parte de la magia…
Voy por las madrugadas del silencio en pos de tu mirada
Y las rosas doradas de la luna me acompañan.
Grito tu nombre por sobre los puentes y sobre los caminos
Y te adoro en los días que te pintan de arcoiris
en este cielo mío.
Mi cuerpo gira tras de tu caricia, veleta desvelada
y puedo arder como un fanal en las tinieblas…
Y quemar como brasa….
Y te querré entre nubes pasajeras y entre negras tormentas,
Arrastraré este cuerpo por tu cuerpo en caricia infinita,
morderé entre mis labios ese beso que ya quisiera darte
Y mi cuerpo febril será otro río desbordado y sin cauce…
Aunque yo no lo quiera te amaría y si ya no me quieres
Mi corazón y mi alma encadenados
Seguirán tras de vos hasta la muerte…

Entra la noche Por José Manuel Caballeno Bonald

Por las ventanas, por los ojos
de cerraduras y raíces,
por orificios y rendijas
y por debajo de las puertas,
entra la noche.
Entra la noche como un trueno
por las rompientes de la vida,
recorre salas de hospitales,
habitaciones de prostíbulos,
templos, alcobas, celdas, chozos,
y en los rincones de la boca
entra también la noche.
Entra la noche como un bulto
de mar vacío y de caverna,
se va esparciendo por los bordes
del alcohol y del insomnio,
lame las manos del enfermo
y el corazón de los cautivos,
y en la blancura de las páginas
entra también la noche.
Entra la noche como un vértigo
por la ciudad desprevenida,
rasga las sábanas más tristes,
repta detrás de los cobardes,
ciega la cal y los cuchillos
y en el fragor de las palabras
entra también la noche.
Entra la noche como un grito
entre el silencio de los muros,
propaga espantos y vigilias,
late en lo hondo de las piedras,
abre sus últimos boquetes
entre los cuerpos que se aman,
y en el papel emborronado
entra también la noche.