sábado, 19 de septiembre de 2015

Cerrando brechas - Por Guillermo Jaim Etcheverry

Se ha desatado un debate que convendría seguir más de cerca antes de considerar que la tecnología es la solución mágica para nuestros males sociales

En la reunión se discutían estrategias para disminuirla brecha digital lo que separa a quienes utilizan las nuevas tecnologías de los que no lo hacen.
Pero no hay que confundirse, porque como afirmó el directivo de una gran corporación informática, "no se trata sólo de filantropía. Las compañías necesitan preocuparse por identificar cuáles serán sus mercados dentro de 5 o 10 años". Por eso, en la reunión lo que se discutía, en realidad, eran alternativas para generar ganancias en el mundo digital, "identificar estímulos de mercado que permitan brindar los beneficios de la conectividad y la participación en la nueva economía a los seis mil millones de habitantes del planeta".
En estas disquisiciones estaban tan importantes ejecutivos cuando llegó el invitado a pronunciar la conferencia final. Inesperadamente dijo: "¿Se imaginan un pueblo africano en el que se recibe una computadora? Acercándose a ella, las madres le dirían: Mis hijos se mueren, ¿qué puede hacer? No piensen que se sentarán y comenzarán a explorar los sitios con las mejores ofertas. Lo que quieren es que sus hijos sobrevivan. ¿Es necesario instalar computadoras para entender eso? ¿Se dan cuenta lo que significa vivir con un dólar por día o menos? No hay electricidad, ni siquiera se puede pagar energía solar. Sólo se puede comprar comida, tratar de mantenerse vivo".
Aunque hubieran querido hacerlo, los organizadores del encuentro no recurrieron a la fuerza pública para callar al provocador. Después de todo, quien eso decía era el santo patrono del futuro conectado, el evangelista de la informática, el hombre más rico del mundo. Nada menos que William H. Gates, que prosiguió: "La industria de la computación propone enviar computadoras a todo el mundo, pensando que así se resolverán los problemas que lo afectan. Impresiona lo que hoy puede hacer la informática, pero eso debe ser analizado con la perspectiva de los valores humanos".
Poco tiempo atrás, un magnate de las comunicaciones señaló, en términos similares, que la mitad de los habitantes del mundo no tiene electricidad. "Olvídense de la brecha digital y pensemos en otras brechas mucho más importantes", dijo Ted Turner. Se refería a la salud, la educación, la alimentación, los derechos humanos.
¿Por qué esos personajes están tomando posiciones tan extremas" Bill Gates confiesa que su visión ingenua del mundo cambió cuando, hace seis años, resolvió dedicarse a la filantropía que, más allá de dar dinero, consiste en aprender para qué servirá y dónde puede ser más útil aplicada a la realidad. Advirtió que los seres humanos no son mercados potenciales, sino que hay prioridades por respetar. Sin dejar de creer en el potencial de las nuevas tecnologías, Gates advirtió que "los dos mil millones de pobres necesitan salud, no computadoras'' y reorientó su ayuda hacia la inmunización en África y el desarrollo de vacunas para enfermedades, hoy desatendidas, que afectan a mucha gente.
En el apasionante debate que se generó luego de su presentación, con un auditorio que no disimulaba su enojo, comentó que el 95 por ciento del gasto en investigación médica se dedica a problemas que afectan a los mil millones de habitantes más ricos del planeta. Impresiona saber que hay en el mundo 870 millones de analfabetos, que mil millones de personas viven con menos de un dólar diario y que más de la mitad de la humanidad nunca hizo ni recibió una llamada telefónica.
Lógicamente, estas opiniones, que encierran parte de verdad, han desatado un debate que convendría seguir más de cerca, antes de considerar que la tecnología es la solución mágica para nuestros propios males sociales.
Alguien le hizo notar a Gates que pensar en la tecnología como panacea resulta tan ridículo en África como en su propio país, Estados Unidos, donde existen diferencias igualmente agudas. Es más, en esa sociedad tecnológicamente avanzada, lejos de reducirse, la brecha entre ricos y pobres se profundiza. Como editorializó The New York Times: "El hombre que creó la fundación más rica del planeta (con un capital de 21 mil millones de dólares) parece haber aprendido más acerca del mundo real dispersando su fortuna que generándola".


Artículo publicado en la revista “La Nación”

DEMOCRACIA Y MODESTIA - Por Albert Camus

El parlamento reinicia sus sesiones. Van a recomenzar los arreglos; los regateos, las triquiñuelas. Los mismos problemas que nos abruman desde hace dos años van a ser llevados a los mismos callejones sin salida. Y cada vez que una voz libre intente decir, sin pretensiones, lo que piensa de ellos, un ejército de perros guardianes, de todo pelo y color, ladrará furiosamente para tapar su eco.
Nada de todo esto es divertido, por supuesto. Felizmente, cuando uno sólo mantiene esperanzas razonables, no se sienten desfallecer. Los franceses que vivieron plenamente los diez últimos años aprendieron al menos a no temer por ellos mismos, sino solamente por los demás. Ya han pasado lo peor. De ahora en más están tranquilos y firmes. Repitamos, pues, tranquila y firmemente, con esa inalterable ingenuidad que se tiene a bien reconocernos, los principios elementales que nos parecen los únicos apropiados para hacer aceptable la vida política.
No hay, tal vez, ningún régimen político bueno, pero la democracia es, con toda seguridad, el menos malo. La democracia no puede separarse de la noción de partido, pero la noción de partido puede muy existir sin la democracia. Esto ocurre cuando un partido o un grupo de hombres creen poseer la verdad absoluta. Es por ello que el Parlamento y los diputados necesitan hoy una cura de modestia.
El mundo de hoy hace evidente todas las razones de esta modestia.
¿Cómo olvidar que ni el parlamento ni ningún gobierno tienen los medios para resolver los problemas que nos acosan? La prueba está en que ninguno de esos problemas fue abordado por los diputados sin que se pusiera en evidencia la querella internacional.
¿Nos falta carbón? Es porque los ingleses nos niegan el del Ruhr y los rusos el del Sarre. ¿Falta pan? El señor Blum y el señor Thorez se echan en cara las toneladas y los quintales de trigo que nos hubiera debido proveer Moscú y Washington. Imposible mejor prueba de que el Parlamento y el gobierno no pueden por el momento desempeñar más que un papel puramente administrativo y que Francia, en fin, es un país dependiente.
Lo único que se puede hacer es reconocerlo, extraer de ellos las consecuencias que convienen y tratar, por ejemplo, de definir en común el orden internacional sin el cual ningún problema interno se arreglará jamás en ningún país. Dicho de otro modo, sería necesario que nos olvidáramos un poco de nosotros mismos. Esto daría a los diputados y a los partidos un poco de esa modestia que caracteriza a las buenas y verdaderas democracias.
Demócrata, en definitiva, es aquel que admite que el adversario puede tener razón, que le permite, por consiguiente, expresarse y acepta reflexionar sobre sus argumentos.
Cuando los partidos o los hombres están demasiados persuadidos de sus razones como para cerrar la boca de sus oponentes por la violencia, entonces la democracia no existe más.
Cualquiera que sea la ocasión para que se manifiesta la modestia, ésta es saludable para la repúblicas.
 Hoy Francia no tiene ya los medios para ser poderosa. Dejemos a otros el cuidado de decir si esto es bueno o malo. Pero es una coyuntura. A la espera de recuperar ese poderío o de renunciar a él, le queda aún a nuestro país la posibilidad de ser un ejemplo.
Pero sólo podrá serlo a los ojos del mundo proclamando las verdades que puede descubrir en el interior de sus fronteras, es decir afirmando, por el ejercicio de su gobierno, que la democracia interna será aproximativa en tanto no se realice un orden democrático internacional y planteando en principio, finalmente, que ese orden, para ser democrático, debe renunciar a los desgarramientos de la violencia. Son éstas -ya se habrá comprendido- consideraciones voluntariamente inactuales.


(Combat, febrero de 1947).

ANÉCDOTAS DE SARMIENTO

EL ORIGEN DE UNA FRASE

Entre las solemnidades que se celebraron para la repatriación de las cenizas de Rivadavia, hubo un funeral en la Catedral, donde Sarmiento se halló colocado cerca de las damas de la sociedad de Beneficencia. Se usaba, no sabemos si aún perdura esa costumbre, en esas ceremonias, que cada uno tuviera a un momento dado un cirio encendido y al distribuirlos, Sarmiento ordenó al sacristán que no les diera a esas señoras. Intrigadas estas preguntaron:
-¿Porque nos hace semejante desaire?
-Porque ustedes no tienen vela en este entierro. .!
La gracia estaba en que, siendo las damas de beneficencia pertenecientes de las familias mas ricas, pertenecían todas a la aristocracia que había sostenido Rosas no tenían por eso vela en el entierro de Rivadavia.

De Cuadernos Culturales. Año Nº 3



UN ASCENSO DE SARMIENTO

Por allá, por el año 1830, había servido Sarmiento a las órdenes del coronel don Indalecio Chenaut, en calidad de ayudante instructor de caballería, y su fisonomía de diecinueve años no le había servido para ser ascendido. No se había visto con su jefe sino en la Campaña de Caseros, hasta que siendo presidente, le encontró de visita en la casa de la señora de Don Martín Piñero. Era coronel todavía, a pesar de sus prolongados servicios, y Sarmiento en recuerdo de otras bromas le hizo la siguiente pasada:
- Oh! mi coronel Chenaut, ¿ se acuerda que usted no me quiso nombrar capitán en 1830 ?
- Pero, señor presidente, era usted tan joven. ..no podía prever - Confíese que cometió una injusticia! - Señor. .. -¡Pues me la pagará ! Y lo dejo con el susto, suplicante ante la señora de la casa, para que intercediera : -Sarmiento, es tan malo, decía, ¿qué no me hará? Soy viejo e indefenso. ..

Al día siguiente iba al senado el mensaje pidiendo acuerdo para conceder el grado de general a don Indalecio Chenaut.

Recopilación de Anécdotas de Argentinos Célebres. Seg. Serie.pág.59



CONFLICTO ENTRE LA GENEROSIDAD Y LA HONRADEZ

En la suscripción pública levantada en 1885 para llevar socorros a los coléricos figuraba Leonardo Pereyra con $4000 y Sarmiento estimaba que era poco en relación a su fortuna y se lo dijo con soltura cuando fue a su casa.
Don Leonardo, sonriendo, le observó que tenía por norma de conducta no hacer ostentación de su fortuna y se había suscripto con igual suma a la que daban otros grandes propietarios, agregando que su visita tenía precisamente por objeto reparar privadamente lo que aquella suma podía tener de mezquina. Al mismo tiempo entregó un cheque firmado sobre el Banco de Londres y Río de la Plata, con la suma en blanco.
-Supongo, dijo Sarmiento, que el Banco hará honor a su firma hasta una suma considerable, que en mis manos sería una fortuna; pero no puedo admitir su confianza, que podría poner a dura prueba mi honradez y con lo dicho rompió el cheque.
Este conflicto entre la generosidad y la honradez, se transó con que Sarmiento giraría sobre Pereyra si llegase a faltar dinero con urgencia, lo que no fue necesario.

 Recopilación de Anécdotas de Argentinos Célebres. Seg. Serie.pág.126.



DAR SIEMPRE DAR

La escuela normal de preceptores de Chile fue creada en 1842 y puesta bajo la dirección de Sarmiento. Durante su gestión debió empezar por crear el sentimiento de respeto por la función que, los que de ella egresaran, debían ejercer. (Tan pobre era entonces el juicio que merecía la profesión de maestro que, a un raterito de iglesia se le castigó con el cargo de enseñar a leer durante tres años. ..)
A objeto de favorecerse con las becas que el Estado concedía, se inscribieron muchísimos aspirantes que luego fueron poco a poco eliminados. Trató Sarmiento de desterrar “la letra con sangre entra”. Hizo de cada alumno un amigo y aprovechando visitas o encuentros con personas ajenas a la escuela, presentaba a los estudiantes con expresiones de ponderación acerca del apostolado a que desde ya se entregaban. Su solidaridad con los alumnos llegó al grado de compartir con ellos lo que poseía. Pobre como siempre, era su alma la que administraba aquella pobreza. Sus vestidos pasaban a sus alumnos mas pobres que él.
Este rasgo de humanitarismo aparece a cada paso en su vida, siempre comparte su pan y su abrigo. Y cuando no lo tiene, entonces riega con su ciencia, la mente de cuantos aspiran a neófitos de la ciencia.

Boletín de Educación de la provincia de Santa Fe. Homenaje a Sarmiento. Pag. 119