sábado, 5 de diciembre de 2015

VANIDAD ALECCIONADA (Extraído de la revista “Caras y Caretas”, año 1935)

        Tomás Moore, que fue célebre poeta irlandés, era hijo de un almacenero. Hallándose una ves en un banquete, un aristócrata vanidoso quiso humillarlo y le preguntó en alta voz si no era almacenero su padre. Moore, sonriendo, le contestó que si. El otro, entonces, tornó a preguntar que por qué no lo había hecho también a él almacenero. En respuesta pidióle Tomás que le permitiera. una palabra. "Le preguntaré si no fue acaso un gentilhombre su padre", dijo el poeta. El caballero, que no atinaba a donde iba a parar su interlocutor, contestó: "Tan gentilhombre fue, que jamás hubo quien lo igualara". 
        El poeta, que esperaba esta respuesta,, añadió; "Y entonces, ¿podría explicarme por qué su padre no hizo también de usted un gentilhombre?"
    La risotada general que acogió esta salida, fue el merecido castigo del impertinente.

Escuela Secundaria Nº 3 “Carmelo Sánchez” - Concurso literario “Contate un Cuento VIII”- Declarado de Interés Educativo por el Ministerio de Educación de la Nación Res. 1275/ set Ganador de la Categoría D: Gustavo Circelli - Balcarce

    - ¡Sargento Primero Reyes! - dijo el General de división con tono enérgico.
    - ¡Si, mi General, sí, mi señor! - respondió Reyes.
    - Parece que los hechos fueron muy desafortunados para usted, -agregó el General-
     -Un verdadero desastre-.
 El General no dejaba de mirar fijamente a Reyes, sentado en el piso del baño.
    - ¿Qué clase de ejemplo pretende ser usted Reyes? - preguntó el General-. Borracho y tirado en el piso  del bar “La gaviota” -. continuó diciendo..
    -Si me permite, mi General, puedo explicarle - aseguró Reyes con su voz entrecortada.
    -No tiene que hacerlo sargento Primero, mejor dicho Cabo Reyes- dijo el General.
    Juan Ignacio Reyes había ingresado al ejército Argentino en el año 1974, de voluntad férrea , con un alto compromiso con su Patria, dispuesto a todo y convencido de que su vida sería destinada a dar lo mejor de sí mismo por ella. Siempre de conducta intachable, era el mejor de su clase. Fue colocado en un lugar ejemplar de conducta y obediencia a seguir por el resto. El General rápidamente, no tardó en llevarlo a grado de Sargento Primero. El País estaba bajo régimen de la dictadura Militar con el Comandante en Jefe Agustín Lanusse como Presidente de los Argentinos y el Sargento Primero Reyes pertenecía a una élite del ejército encargada de reprimir y contrarrestar a las fuerzas opositoras y agrupaciones reconocidas como los Montoneros, Ejército revolucionario del Pueblo (ERP) y Fuerzas Armadas Revolucionarias(FAR).
    Reyes, oriundo de Trelew, vivió la niñez en el seno de una familia de clase baja, en las afueras de la ciudad. Su padre Augusto Reyes, siempre se ocupó de ganar el pan para su familia realizando todo tipo de trabajos. En muchas ocasiones debía ausentarse por varios días para trabajar en Puerto Madryn, donde efectuaba trabajos muy pesados y por una paga realmente miserable. Juan Ignacio estaba orgulloso de su padre y le prometió, algún día retribuirle todo su esfuerzo, dedicación y sacrificio.
    El 15 de Agosto de 1972, Augusto estaba en el día y en el lugar equivocados, esto marcaría a fuego el  destino de Juan Ignacio.  Augusto, era alguien que poseía todo tipo de habilidades, y en esa ocasión, fue contratado junto a un grupo de trabajadores más, para tareas de pintura y mantenimiento general en el  entonces Aeropuerto de Trelew.
     Augusto hacia las 19:00 Hs de ese día, se encontraba en el techo de las oficinas del aeropuerto reparando algunas filtraciones de agua. Los demás trabajadores se hallaban pintando paredes y escuchando LU20 radio Chubut de fondo. Los trabajadores seguían los resultados del Club Atlético Independiente de Trelew y serían  testigos del primer hito deportivo histórico del Club, que se consagraría como campeón del torneo regional de la liga de Fútbol del Valle de Chubut en 1972, y que posibilitaría la participación en la liga de primera división de la AFA (Asociación de Fútbol Argentino),  junto con Huracán de Comodoro Rivadavia. La radio comenzó a difundir una información que alertó a los trabajadores. Informaba que desde el penal de Rawson, en la ciudad de Chubut, se habían fugado un grupos de presos de las FAR y la ERP y se dirigían hacia el aeropuerto de Trelew perseguidos por el ejército.
    El primer grupo de prófugos, de 6 personas llegó al lugar en un Ford Falcon y se dirigió a un avión de aerolíneas Austral previamente secuestrado por un grupo comando y armado de apoyo, que viajaba como parte de los pasajeros. El avión pertenecía al vuelo 811 con 106 pasajeros a bordo y había despegado del Aeropuerto General Mosconi de Comodoro Rivadavia y se dirigía al Aeropuerto de Jorge Newbery de la ciudad de Buenos Aires, con escala en Trelew. Este grupo de 6 obligó a bajar a los pasajeros y esperó la llegada del segundo grupo de prófugos.   
    Los trabajadores, al notar las armas y el movimiento que se estaba generando, abandonaron sus labores y corrieron fuera del aeropuerto. Uno de los pintores que se encontraba sobre su escalera, pintando la pared, comenzó a bajar presuroso y metros antes de llegar al suelo, se arrojó de la misma. La escalera, tras el movimiento giró, perdió el apoyo y se precipitó al suelo. Augusto desde el techo se enteró de la situación minutos después y corrió por el techo hacia la escalera que ya no estaba allí. Preso del pánico, se colocó boca abajo sobre el techo para esconderse.
     El avión, y dado que el resto de los prófugos no llegaban, despegó hacia Chile para solicitar, más tarde, asilo político.
El segundo grupo de 19 presos políticos, llegó al aeropuerto en tres taxis particulares y otros medios, y tras no encontrar al aeronave, decidió tomar al Aeropuerto por la fuerza.
    Augusto temblaba de miedo, pues al asomarse, podría ser alcanzado por el disparo de alguno de los guerrilleros armados y con una tensión propicia para disparar ante la duda.
    Los prófugos, al ver frustradas sus posibilidades de fuga, y dado que los efectivos de la Armada rodeaban toda la zona, llamaron a una conferencia de Prensa para hacer pública la situación como garantía de su seguridad, y depusieron sus armas a los efectivos de la Armada.
    Augusto se asomó por el techo, aliviado porque ya todo había acabado y realizó señas para que lo ayudase a bajar. Un militar lo esposó y lo llevó con el resto de los prófugos.
    -¡No me lleven!, soy un pintor, solo arreglaba el techo, -imploraba Augusto.
    - No se le permite hablar, -dijo el militar.
    Los prófugos, incluido Augusto, fueron conducidos dentro de un colectivo a la Base Aeronaval Almirante Zar, donde fueron totalmente recluidos y sin derecho a nada. Los días pasaron y la censura establecida en el País durante la dictadura, y el hermetismo militar, impedían que Juan Ignacio supiese a ciencia cierta el destino de su Padre.
    Augusto pedía a gritos hablar con algún responsable, quería ser escuchado  ya que nada tenía que ver con lo sucedido, solo estaba arreglando el techo y  no había podido bajar porque la escalera no estaba. Su voz jamás fue escuchada y fue fusilado sin más, junto a otros prófugos en la base Aeronaval, en la madrugada del 22 de Agosto. La versión oficial, decía que Augusto Reyes había sido muerto en el aeropuerto por los mismos guerrilleros que tomaron el Aeropuerto de Trelew.
    Juan Ignacio Reyes, juró que su vida la iba dedicar a la memoria de su Padre, su lucha sería incansable contra las FAR y las ERP. Así fue como se enlistó en el Ejército. No tenía ideas políticas propias y tampoco le interesaba nada de ello, solo buscar un alivio permanente en su lucha personal y, de alguna manera, devolverle a su Padre todo lo que le prometió alguna vez. Sentía que tenía una deuda clavada en lo más hondo de su corazón y que nunca podría pagarle. Cada intervención militar que él realizaba la focalizaba en la imagen de su Padre, veía su cuerpo caer abatido por un guerrillero en el aeropuerto, con su brocha de pintor en el suelo  y sus manos con pintura, castigadas por el duro trabajo, sin posibilidad alguna de defenderse.
    Juan Ignacio, por las noches, y con su uniforme militar, concurría al bar “La Gaviota” a terminar su día y beber algo de licor mientras recordaba a su Padre y lo ocurrido  hacía 6 años atrás. El día anterior a la final de la copa mundial FIFA 1978 le había solicitado al General, poder cambiar su guardia para poder ver la final entre Argentina y Holanda en el bar a las 15:00 Hs.
    Todos pidieron por lo mismo al General, pero solo el ejemplo de todo el regimiento, el sargento Primero Reyes, obtuvo dicho permiso.
    El partido había comenzado, el bar estaba repleto entre Militares de alto rango y público en general. Reyes estaba cerca del televisor a todo volumen viviendo ese momento histórico, sentado junto al General. Bebían una cervezas en forma distendida y propiciando aplausos por los remates del “matador” Marito Kempes , los cabezazos de Daniel Passarella y las voladas del “Pato” Fillol con la voz radial de José María Muñoz….
    .« Ardiles pasa el balón a Luque, gira y mete el pase para Kempes, el matador va y va, elude dos defensores, se mete en el área, sale Jongbloed a tapar y …. GOOOOOL »
    El bar explotó de ira y felicidad al mismo tiempo, las cervezas se derramaron y una pequeña avalancha con empujones dejaron a muchos lamiendo el suelo.
    Reyes había ya consumido más de 3 cervezas , hacia  el final del  segundo tiempo del partido. El General dialogaba con Reyes:
    -Solo un maldito gol del matador, - ¿Qué pasa? -.Falta mano dura. -dijo el General.
    -A estos Holandeses hay que ganarles a lo guapo -agregó Reyes.
    -Yo pondría a 2 o 3 “miliquitos de Trelew” para enseñarles lo que es ser Guapo. -agregó el General.
    Juan Ignacio, se sorprendió del comentario y le pidió que le aclarara.
    -Ponerlos boca abajo en el vestuario a todos los Holandeses y darles lo que se merecen.- dijo el General riéndose a carcajadas.
    -Me acuerdo del pobre pintorcito del aeropuerto, lo tuvimos que quemar porque vio el fusilamiento.-Concluyó el General.   
    A Reyes pareció caerle el universo de planetas encima, la imagen de su Padre ahora estaba bajo el gatillo de lo que tanto había defendido en su vida. Una convulsión desenfrenada hizo vomitar toda su cerveza al tiempo que Naninga empataba el partido para los Holandeses.
    Reyes se levantó a duras penas de la mesa y fue al baño mientras el General gritaba despotricando contra la selección Argentina.
    Ya en el baño, se miró al espejo, dejando ver sus lágrimas y sus ojos enfurecidos. El amor a su Padre se mezclaba con el odio a sí mismo y al ejército. La vergüenza recorría sus venas e imaginaba  los dedos acusadores de Augusto pero con los ojos llenos de cariño hacia su hijo, como dándole ese perdón desde la lejanía. Ahogado entre la cerveza y su dolor, se tambaleó frente al espejo, corría el minuto 105 del suplementario del partido, el bar estallaba y se sacudía con el gol del matador Kempes. La Cabeza de Juan Ignacio tenía un conjunto de sentimientos encontrados, la verdad de su Padre, su propia vida dedicada a una mentira y el bar que festejaba a gritos.     
     Se desmayó, y su cuerpo quedó tendido en el baño. El General fue informado de la situación y acudió a socorrerlo………..
     - ¿Cabo? , ya no más mi General, se equivoca   -dijo Reyes con cierto abatimiento- .
     - Nunca más será “Mi General” -. Con lágrimas en sus ojos.
    - Renuncio a su maldito Ejército. -Y arrojó la insignia de Sargento Primero por los pies del General.
    Juan Ignacio sacó su arma corta y apuntó al General, lo obligó a arrojarse al piso mirando hacia el suelo. Colocó su arma en la nuca del General y quitó el seguro.
    .« Pasarella para Houseman, tira pelota larga para Bertoni hacia la izquierda, pase al centro para Kempes, el matador encara y va , se mete en el área, pase para Bertoni, pared de devolución a Kempes, de pecho la devuelve a Bertoni, rebota en el matador , Bertoni gira y remata ....GOOOOL  »