sábado, 30 de enero de 2016

Contate un cuento VIII - Categoría C - Luciano Nicolás Gonzalez, alumno de E.S. A Nº 1 de Lobería

Dos noches en París

La primera noche que la vi fue en un sueño, era tan hermosa que creo haber sonreído dormido. Yo me encontraba sentado en un banco observando la gran torre Eiffel, maravillosa como la señorita que se encontraba fotografiando el lugar. Minutos después me acerqué y claro, como curioso que soy le pregunté
             -Bon jour, comme est votre nom?-
- Mon nom est Julia, - dijo.
Luego dialogamos un rato sobre la belleza del parque, estábamos muy entretenidos, recuerdo que era alta, rubia, ojos verdes y usaba ropa muy llamativa, muy linda para mi gusto. Al finalizar la charla le ofrecí cenar juntos, el sonido del despertador me dejó sin saber su respuesta. Bajé, tomé el té en el comedor del hotel con vista a la gran Eiffel, cuando me la imagino enfrente de mi,  me siento en la punta de la gran torre. Sentí estar enamorado de alguien que nunca había visto, alguien que quizá ni existía.
Esa misma tarde fui al lugar que soñé la noche anterior, pero solo era un sueño. Tan solo me quedaba un día para poder encontrarla, todo era tan estúpido, soñarla, despertar y querer salir a buscarla como si en la gran ciudad de Paris fuera tan fácil como creía.
Me acosté  y logré empezar a soñar de nuevo, me encontraba en un restaurante tan perfecto que asustaba. Solo una mesa, solo dos sillas, solo ella y yo. Tuvimos una cena muy entretenida, me contó sobre su vida y claro, yo sobre la mía. Recorrimos gran parte de la ciudad con muchas fotos abrazados sonriendo. Fuimos al cine,  vimos una película tan romántica y a la vez se reflejaba esa misma cita. Nos pasamos los mails, las direcciones para poder seguir en contacto por cartas, descubrí que era mi gran amor cuando la miré y la abracé fríamente, debía irme para el hotel para esperar la hora de partir, aunque no quería
Nunca imaginé como terminaría este sueño, pero al despertar me di cuenta que quería seguir durmiendo, soñando seria la palabra correcta. Pero el avión partía en horas y yo debía volver a mi país para poder continuar con mi vida normal.
Bajar del avión fue algo que no creí que iba a ocurrir, pero no todo lo bueno dura para siempre y entendí que yo tenía una vida, un trabajo y una gran familia esperándome. El gran sueño quedó en Paris, el gran restaurante quedó en mi mente, al igual que la gran torre Eiffel, menos ella, se borró de mi completamente. Hoy todo está bien, todo está listo para partir por segunda vez a mi gran sueño volver a Paris. 

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