sábado, 12 de marzo de 2016

COMO AQUELLA OTRA Por Evaristo Carriego

Vecina:  te puedes dar la mano,
esa mano que un día fuera hermosa,
con aquella otra eterna silenciosa
"que se cansara de aguardar en vano".

Tú también, como ella, acaso fuiste
la bondadosa amante, la primera,
de un estudiante pobre, aquel que era
un poco chacotón y un poco triste.

O no faltó el muchacho periodista
que allá en tus buenos tiempos de modista
en ocios melancólicos te amó.
Y que una fría noche ya lejana
te dijo como siempre:  "Hasta mañana". . .
pero que no volvió.

EL SILENCIO Por FRANCISCO Luis BERNÁRDEZ

No digas nada, no preguntes nada.
Cuando quieras hablar, quédate mudo:
Que un silencio sin fin sea tu escudo
Y al mismo tiempo tu perfecta espada.

No llames si la puerta está cerrada,
No llores si el dolor es más agudo,
No cantes si el lamino es menos rudo,
No interrogues sino con la mirada.

Y en la calma profunda y transparente
Que poco a poco y silenciosamente
Inundará tu pecho de este modo,

Sentirás el latido enamorado
Con que tu corazón recuperado
Te irá diciendo todo, todo, todo.

SONETO DE LA SIRENA Por IGNACIO B. ANZOÁTEGUI

Inapelable como la azucena
se levantó en la ola su blancura,
alta en la luz de la mañana pura,
pura en la luz de la mañana plena.

Rigor de brisa y altitud de almena
desnudaron al sol su desventura,
y se quebró en la voz de la amargura
la pena de cristal de la sirena.

Pena de amor de la sirena sola,
pena de amor y soledad de nieve
rubia de luz en la almenada ola.

Soledad del amor iluminado
que al viento fía la esperanza leve
desde la almena de cristal llorado.

SONETO PARA EL SONETO A VIOLANTE Por MANUEL MUJICA LÁÍNEZ

Un soneto mandóle hacer Violante
y él, sin gran cavilar, lo que es discreto,
desplegó el abanico del soneto
y tras sus rimas ocultó el semblante.

En vano, la fermosa demandante
buscó, entre el varillaje, su secreto:
sólo halló un trozo de papel escueto,
mecido por la voz del consonante.

Acaso ella esperó del grande Vega
una flor de lisonja palaciega
o de amor una trova y de respeto.

Mandóle que contara. Obedecióla.
Y a Violante dejó, burlada y sola,
dentro la soledad de su soneto.

Regreso a la casa natal Por Alfredo Veiravé

Fácil es volver a ella. Queridas islas
recibidme ahora para la navegación (Es verdad así
“Héctor yacía en el suelo, desvanecido”
mientras la enaltecida ola quebraba sobre la playa.)
Fácil es volver a ella. Queridas sombras
atended el movimiento de los dioses que, al atardecer
rompen entre sus dedos las negras uvas.

Aquella tierra es dulce, y su dulzura
nos entrecierra los ojos. Evoquémosla,
sin temores. Pasa la tarde amarilla y ceniza,
sobre las torres. Desvarían los ángeles hermosos
entre los trebolares de la costa. Pero más aún,
desfallecen con las cabezas curvadas de dolor
en los jacarandaes.

Fácil es volver a su profundo y solitario aljibe,
a la querida casa.
(Evoquémosla sin temores, porque ella ya no existe.)

De “La Prensa”, 1966

LA PUERTA Por Rafael Serrano Ruiz - España

Le abriste la puerta
que daba a tu mundo
y le acogiste
como al peregrino
al qué se le abren los brazos.

Conoció vivencias,
momentos hermosos,
tristes experiencias…

Se aferró a tu vida
con todas sus fuerzas
como si de ello dependiera
el paso de las estaciones,
o el amor de los hombres.

Más de pronto
comprendió
que el lenguaje no era el mismo
no pudiéndose fundir
entre tus gozos y sombras…
eterno duelo

¿Acaso es….
una ironía del amor?
¿Quizás no sea…
el oportuno momento?

El,
desea inmerso en ti
la eterna permanencia
entre los pliegues de tu piel
…sueño de amor eterno.

Yacer espalda con espalda,
tú recuperándote del hechizo,
él continuando su batalla
entre deseos temores y razones…

"Sólo con amor se puede crear amor"...
mas sabe que no es suficiente.

Romántico derrotado por la vida
llora por lo que pudo ser...
Desesperadamente

EPIGRAMAS ITALIANOS Por autores varios

          I

Un borrachón padecía
Fiebre y sed; y en el recargo
A su médico decía:
- Quíteme la fiebre usía,
Que de la sed yo me encargo.


          II

Con ceño bastante adusto,
Por Dios y Santa María
Un joven sano y robusto
Me pidió limosna un día.
-Vete a cavar, dije yo.
Y arrugando el entrecejo:
-Limosna, me contestó,
Le pido a usted, no consejo.


          III

Un servil adulador
Al Rey se atrevió a decir:
-No hay más remedio, Señor,
Todos hemos de morir.
Mas de aquellos francos modos
Temiendo un mal resultado,
El hombre añadió turbado:
-Quiero decir, casi todos.


           IV

En tiempo de las bárbaras naciones
Pendían de las cruces los ladrones;
Pero ahora en el siglo de las luces
Del pecho del ladrón penden las cruces.

(Hugo Fóscolo)

EL GANGOSO Por Calderón de la Barca

Cautivó un moro a un gangoso:
Y él, bien o mal, como pudo,
Se fingió en la nave mudo,
Por no hacer dificultoso
Su rescate; de manera
Que cuando el moro le vio
Defectuoso, le dio
Muy barato. Estando fuera
Del bajel, « Moro, decía,
No soy mudo: hablar no ignoro.»
A quien oyéndolo el moro,
De esta suerte respondía:
« Tú fuiste gran mentecato
En fingir aquí el callar:
Porque si te oyera hablar,
Aun te diera más barato.»

UN EXAMEN DE ARITMÉTICA Por Alfredo Irarrazábal

Tres muchachos glotones
Reciben de su pudre en las mañanas
Mil ochocientos tres melocotones,
Setecientos melones,
Doscientas brevas y tres mil manzanas;
Dígame usted, señor examinando,
¿Qué es lo que corresponde a cada uno? »

Quedó reflexionando
En la cuestión numérica el muy tuno
Y respondió con aire convincente:
- ¡Alguna indigestión, seguramente!

EL HOMBRE QUE LLAMÓ A LA PUERTA DEL CIELO

    Mucho tiempo hace, había en la India un santo varón. Durante siete años este hombre de Dios hizo muchas y muy buenas obras, y al terminar este período de tiempo, subió los tres escalones que habían de llevarle a las puertas del Paraíso, y llamó fuertemente, hasta que le contestó una voz.
    -¿Quién llama? preguntó la voz.
    -Vuestro siervo, Señor, que pretende entrar.
Pero ni se le contestó, ni se le abrió la puerta.
    Volvióse el hombre por el mismo camino, y durante siete años más, hizo otras muchas buenas obras, viviendo virtuosamente y sacrificándose por el prójimo. Al fin de este tiempo volvió a subir los tres escalones y a llamar estrepitosamente a las puertas del cielo.
También entonces le dijo una voz desde dentro:
    -¿Quién llama?
    -Tu esclavo, ¡oh Dios! -replicó el santo varón.
Mas la puerta no se abrió.
    -Ah! Pensó he sido egoísta. No debo pensar en mí mismo. En adelante haré el bien sólo por el bien.
    Volvióse, pues, y durante otros siete largos y pesados años, se esforzó por vivir una vida noble, y consiguió apartar de sí enteramente el sentimiento egoísta. Terminados estos siete años de trabajo, subió de nuevo las tres gradas que conducían al Paraíso, y llamó suavemente:.
    -¿Quién llama? dijéronle desde dentro.
    -Tu hijo, Padre mío.
Abriéronse las puertas y el hombre de bien entró en el Paraíso.

CUATRO ANÉCDOTAS DE FILIPO DE MACEDONIA (El padre de Alejandro Magno)

I

Durante la vista del proceso de cierto acusado, Filipo se dormía por haber bebido con exceso ; y, al fin, le condenó á muerte. Entonces, el reo dijo : ¡ Apelo!
Filipo, levantándose como movido por un resorte, preguntó : ¿A quién?
El reo contestó : De Filipo ebrio a Filipo sobrio.


II

Después de la batalla de Queronea, Filipo envió cartas a Arquídamo, rey de Esparta, relatándole sus triunfos. Contestóle Arquídamo que si hubiese medido su sombra, no la hallaría más larga que antes.


III

Una vez contendía acaloradamente con un músico sobre un punto técnico.
- Señor dijo éste: pluguiese a Dios que no hubierais tenido la mala fortuna de aprender estas cosas mejor que yo.


IV

En otra ocasión se negó a admitir la solicitud de una vieja, porque no tenia tiempo.
A lo que ella replicó : Entonces, renunciad a ser rey.

FABULAS DE ESOPO (Selección)

LOS LOBOS Y EL ASNO ENFERMO

Divulgóse por cierta comarca la noticia de que un Asno, rico en carnes, se hallaba enfermo de tal peligro que no pasaría de la noche. Al punto, muchos Lobos, que eran amigos del Jumento, se presentaron, afectando tristeza, á la puerta de su casa y preguntaron solícitos por su salud. El hijo mayor del Asno asomó la cabeza por la ventana y dijo: «Señores Lobos : mi padre no está de tanto peligro como deseáis.»



LAS LÁGRIMAS DEL RICO

Muriósele a cierto poderoso una de sus dos hijas, y, según la costumbre del tiempo, pagó muchas mujeres para que la llorasen. La hermana que sobrevivió, acercóse a su madre y le dijo:«Madre mía: ¿cómo nosotras que tanto sentimos la desgracia, apenas nos condolemos, y esas mujeres que ni aun siquiera conocían a la difunta, se deshacen en lloro?» «No te extrañe, hija mía contestóle la madre :esas mujeres no lloran lágrimas, sino monedas, y ya sabes que las monedas son las lágrimas del rico.»



LA PALOMA Y LA CORNEJA

Encerrada en estrecho palomar, sin aire y con escasa luz, enorgullecíase, sin embargo, cierta Paloma de la fecundidad con que la naturaleza la había dotado. Una. Corneja que la oyó le dijo :«No te envanezcas, desgraciada, de tener mucha prole ; porque los esclavos que engendran hijos, cuantos más hijos engendran, más esclavos hacen.»



EL CUERVO ENFERMO

Próximo a la muerte y sin remedio humano, decía un Cuervo a su madre :«No llores, madre mía, sino pide a los dioses por mi salud.» «¿A los dioses, me dices? -replicó la madre acongojada.¿Cuál de ellos crees que se apiadará de ti? ¿No has pasado la vida picoteándoles la carne después del sacrificio ?»

El que durante la prosperidad no hace más que daños, ¿ qué amistades espera en la desgracia ?



EL PERRO MORDEDOR

Hubo en cierta ocasión un Perro que, sin ladrar ni enseñar los dientes, mordía a cuantos se acercaban a su casa. Harto ya su dueño de sostener altercados y pagar medicinas, resolvió ponerle un collar con cascabeles, para advertir al público de que corría peligro. Pero el Perro que era tan malo como tonto, pensó que lo que habían colgado era una condecoración y desde entonces miraba a los demás perros con desdén. Un mastín honrado se le acercó a la oreja y le dijo :«Piense, hermano, que no todo lo que se cuelga al cuello es honra ; pues hay condecoraciones que el llevarlas debe causar vergüenza.»